Testosterona y Estrógenos

Mix

Pienses lo que pienses, antepongas lo que antepongas, imagines lo que imagines; esa reacción química que recorre tu organismo antes de que reparares en lo que estás haciendo, ya realizó su trabajo y ha ejercido su efecto en ti.

No puedes hacer nada al respecto porque ha sido la química sobre la que sustenta la vida, la que se ha encargado de hacerte reaccionar mucho antes que tu voluntad haya caído en cuenta.

Dirás de manera esquiva que primero piensas para luego existir como citara alguna vez Descartes pero lo cierto es que tu lenguaje primordial, primario, ese que se encuentra programado en tus genes y que le dan forma al ser humano que eres, supera en velocidad cada una de tus reflexiones por más que te digas que éstas prevalecen sobre tus emociones.

Este elixir es el que te hace sonrojar, el que te impulsa a mirar, a reírte de ti misma o mismo para seguidamente entrar en razón sobre lo que estás experimentando.

Un poco de esta hormona que en combinación con un poco de esta otra, hacen que se active esa maravilla bioquímica que reconocemos como sinapsis en nuestros cerebros y que confluyen finalmente en un sentir que acelera nuestro palpitar, el mismo que nos hace incluso sudar sin habernos agitado y que no siempre logramos descifrar.

Feromonas que perfuman nuestra atmósferas, que atomizan la acción de nuestros sentidos, que evocan eventos y circunstancias que anhelamos que hubiesen ocurrido o que tal vez si; quizás también hayan sucedido.

La química que subsiste en la persona que eres, no establece mayores distinciones.

Ella por si misma se encarga de enlazarse con todo aquello que la hace sentir para que su portador, considere con lo que ha de hacer con éste instinto que le incita.

¡Este sentimiento es más poderoso que yo! ¡No se porque dije lo que dije! ¿Aún me cuestiono porque mis ojos viajaron en fracciones de segundo hacia el sexo de esa otra persona cuando moralmente yo no soy así?

Su actitud, sus formas, sus ademanes, su apariencia, sus curvas o musculatura, su tono de voz, su vestir y la manera en me ignoraba o el cómo yo le ignoré a él.

No somos andrógenos, así como; tampoco estamos hechos de piedras inertes que yacen en las riberas de algún río.

Somos seres inundados de sensualidad, necesitamos de sexo y no por ello hemos de ser etiquetados por alguna clase de sanción moral.

Este lenguaje que deviene de la Universalidad de nuestra química que se encuentra mayormente atrapado entre lo que es correcto o incorrecto ante los ojos que nos impone nuestra herencia cultural, despierta en nosotros un perenne debate que por lo general no logra salir de nuestra interiorización, bien porque pensamos una cosa o bien porque sopesamos otras.

El hecho es que ya hay una guerra en ti por si no te has dado cuenta.

Esos estrógenos que la recorren a ella necesitan ser amados y esa testosterona que nos recorre a nosotros, necesitan ser exteriorizados.

Siendo esta acción el fin ultimo que a nuestro ADN le interesa.

Alcanzar la fecundación para logra con ello dar por satisfecha su tarea por la supervivencia. Ya que de no ser así; ni tu no yo nos encontraríamos aquí.

EsTepaRius